Gato montés (Felis silvestris)

Gato montés, o no tan montés, y digo esto porque es la duda que se nos presenta muchas veces cuando a larga distancia les observamos merodear en los prados de alta montaña a la caza de topillos y ratones. Observad esta fotografía de este gato montés. Fue tomada en Redipuertas. Estaba a unos 200 metros de distancia, y por el catalejo veía un gato montés, eso al principio porque a medida que se acercaba a mí, el precioso y salvaje gato montés que creía ver se estaba convirtiendo en la cariñosa  gatina de mi amigo Héctor.

Color pardo y atigrado lo que le confiere áspecto de gato montés

Cola puntiaguda y anillos circulares poco definidos

Ya en casa, cuando me acerqué con Hector a hacerle la foto

Este es el objetivo de esta entrada, los gatos monteses, de carácter esquivo, territoriales y de hábitos nocturnos y vespertinos se hibridan mucho con gatos domésticos. Es difícil que una hembra pura de gato montés se deje cubrir por un gato doméstico pero no es extraño que los machos monteses en época de celo merodeen cerca de los pueblos y consigan aparearse con alguna hembra doméstica.
No obstante existen una serie de características morfológicas, que en campo, nos permitirán saber si estamos ante un gato montés o no. En cualquier caso la única prueba fiable es el análisis de la capacidad craneana mucho mayor en los gatos monteses que en los domésticos.

En campo, el criterio más fiable es fijarnos en el tamaño y forma de la cola. Es robusta, ancha y muy espesa, formada generalmente por tres anillos concéntricos y completamente cerrados de color negro. La punta es de color negro y la terminación es de forma redondeada y gruesa, a diferencia de los gatos domésticos en los que la cola tiene una terminación más puntiaguda.

Gato montés, de áspecto robusto y corpulento

Cola formada por al menos tres anillos cerrados de color negro


Otro detalle de la cola, terminación redondeada y gruesa. La línea negra del dorso por lo general termina cuando empieza la cola

Estamos en plena época de celo del gato montés, el periodo de gestación dura 63 días, resulta curioso que sea, aproximadamente igual que el de los lobos y unos diez días más que los zorros. Generalmente los nacimientos se producen en grietas de las rocas o en troncos huecos de árboles. La camada está formada generalmente por no más de cuatro crías.

Estas fotografías fueron tomadas la primavera pasada a unos 1500 metros de altitud en un pequeño roquedo.


Los gatines juegan bajo el atento cuidado de la madre (que ante mis maullidos parece observarme)
Por lo general, hasta los diez -doce días las crías no abren los ojos 
Durante los primeros días las crías no se separan prácticamente de la madre



En la entrada de la madriguera



Desde bien pequeño se puede apreciar la "punta roma" de la cola