Los aguiluchos laguneros presentan marcado dimorfismo sexual.
Los machos presentan los extremos alares negros y contrastados con el resto del cuerpo. Cabeza y pecho, blanco amarillento y cola gris azulado-pálido.
En la época de celo, los machos se remontan a grandes alturas y se dejan caer en picado.
Macho sobrevolando el carrizal |
Las hembras adultas son de color marrón oscuro con la garganta, el píleo y el borde anterior de las alas de color crema en cantidades que varían de unos ejemplares a otros.
Vuelo típico de lagunero, con las alas en V poco marcada y planeo con el "brazo levantado".
Vuelo típico de hembra de lagunero |
En la época de nidificación ocupan zonas húmedas aunque no necesitan grandes extensiones de carrizos para la ejecución del nido.
Los nidos de los laguneros son mucho más resistentes que el del resto de aguiluchos puesto que están diseñados para resistir las posibles variaciones del nivel de agua, aunque en ocasiones si las lluvias son abundantes y se produce una subida brusca del nivel del humedal, se pueden malograr las puestas.
Por lo general, las puestas son de 4-5 huevos, a intervalos de dos o tres días pero la incubación se inicia después de que se haya puesto el primero, por lo que los pollos de la nidada serán muy diferentes de tamaño entre sí.
Puestas variables de 3-5 huevos |
Huevos de color blanco sin apenas manchas |
En los primeros días de vida ya se aprecia que la diferencia de tamaño será notable |
Se camuflan perfectamente en la maraña de carrizos |
Aun siendo pollos, llama la atención la longitud de los tarsos |
Ejemplares casi emplumados. Cuando tienen este tamaño no conviene acercarse más ya que en un intento de huida desesperada pueden realizar un pequeño vuelo y caer al agua. |
Primer plano del mayor de los hermanos |
En muchas ocasiones, en nuestro afán por acercarnos a los nidos, sin darnos cuenta lo único que estamos haciendo es poner en peligro la nidada. Esto es debido a que algunos depredadores, como zorros, garduñas, ginetas y sobre todo gatos se especializan en asociar nuestro rastro de olor a desperdicios o restos de comida que podamos dejar por el campo.
Pues bien, cuando nos acercamos repetidamente a los nidos, por lo general de especies que nidifican en el suelo ya sean aguiluchos, lechuzas campestres, chotacabras..etc así como de multitud de especies forestales que anidan a escasos metros del suelo, o más de andar por casa , al jilguero que anida en el manzano de nuestro huerto o al colirrojo tizón que tiene la pollada en las vigas del techo de nuestro granero, sin querer estamos llevando los depredadores hasta la comida.
No es que tenga nada en contra de los depredadores, pero prefiero que si el gato de mi vecino se come a los jilgueros de mi manzano, por lo menos que no sea por mi culpa.
Existe una manera para intentar evitarlo, y puede ser especialmente útil para nidos de laguneros , por varias razones: Primero, porque al acercarnos repetidamente al nido, se deja una vereda de carrizos aplastados muy visible y fácil de transitar para cualquier depredador y segundo porque en las zonas húmedas es frecuente que a última hora de la tarde se acerque algún zorro o bién para refrescarse o bién en busca de la rana de turno.
El método para intentar evitar el saqueo de los nidos, es colocar unas pequeñas bolas de alcanfor en las proximidades del nido, puesto que a los depredadores, en particular a los gatos, les resulta muy desagradable el olor y no se acercan.
Tampoco os paséis colocando bolas de naftalina, son tóxicas en grandes cantidades y a largo plazo pueden producir efectos negativos sobre el medio acuático.
Yo os muestro como colocar una en las proximidades de un nido de lagunero, lo mejor es colocar la bola o pastilla de alcanfor sobre un recipiente de plástico (un envase de yogurt sirve perfectamente) para que por efecto de la lluvia no se disuelva sobre el sustrato ya que es contaminante. Una vez que los pollos han abandonado el nido, las retiráis y listo.
Bueno, alguna fotillo que visualmente queda más claro.
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